Quien medita con constancia alcanza la felicidad.
Cuando el hombre sabio supera la dispersión y cultiva la atención, desaparecen sus dudas. LLega al estado de sabiduría y observa a la gente que sufre.
Si se mantiene atento entre los dispersos y plenamente despierto entre los dormidos, el hombre sabio avanza.
La mente es voluble e inestable, difícil de gobernar.
La mente se agita como un pez cuando lo sacas del agua y cae sobre la arena.
La mente es difícil de dominar y tiende a ir allí donde le place.
Una mente adiestrada lleva a la felicidad.
La mente es extremadamente sutil y vuela tras sus fantasías.
El hombre sabio la puede adiestrar.
Este cuerpo es tan frágil como una tinaja de barro, por ello haré que mi mente se vuelva fuerte.
Tarde o temprano mi cuerpo sin conciencia yacerá sobre la tierra como un leño caído.
Una mente mal dirigida puede hacerse y hacer mucho daño.
No considero los fallos de los demás o lo que los otros hacen o dejan de hacer, sólo considero mis propias acciones u omisiones.
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