sábado, 15 de diciembre de 2012

Conversaciones con mi hijo. El camino


-           Y, ¿quién te dice lo que tienes que hacer en la vida?

-           Nadie. Eso es algo que cada uno de nosotros tiene que descubrir. Pero, no temas, pues si tú vives queriendo saber en todo momento lo que debes hacer, es seguro que encontrarás el camino y permanecerás en él.

-           Y, ¿Cómo sabré que estoy en el camino?

-           Preguntó cada vez más fascinado

En ese momento hubiese dado cualquier cosa a cambio de una respuesta definitiva que ofrecerle, pero al igual que él, también yo la estoy buscando.

¿Cómo decirle que el camino es estrecho y poco iluminado en sus orillas? ¿Cómo explicarle que vive en un mundo que no facilita el paso a quienes emprenden esa aventura? ¿Cómo advertirle que es más fácil echar la pisada fuera del camino que dentro? ¿Cómo acercarlo a la verdad sin que se rompa la magia de la aventura posible?

- Veras, Mario –intenté explicarle-, no esperes que alguien te resuelva esa duda algún día, pues el camino no es una línea recta ni tampoco existe un único camino. Por el contrario, cumplir con el propósito de tu vida puede exigirte cambiar de rumbo muchas veces y tendrás que estar muy “despierto para saber, en cada momento, cuándo has de abandonar un camino y cuál es el nuevo que debes tomar.

Y hasta es posible que, en tu recorrido, tengas que volver a situaciones pasadas para completar experiencias pendientes antes de seguir adelante. Y eso no es retroceder, sino avanzar sin deudas.

Y entre tantas ideas y venidas, entre tanto caminar por la vida, habrá momentos en que te sentirás perdido, desorientado y solo. Sentirás que estás en tinieblas y estarás a punto de perder la esperanza, pero no te entristezcas, pues esa sensación también indica que estás en el camino. El camino está jalonado por fases de luz y fases de tinieblas. Por momentos de seguridad y por momentos de duda. Por días de rosas y por días de llantos. Por subidas y por bajadas. Y todo es camino.

Y, ante tan extraño itinerario, sólo la intuición surgida de dentro de ti mismo te hará sentir que estás en él. Sólo entonces apreciarás que todo aquello que encuentras en tu marcha, tanto si te produce felicidad como si te produce dolor, no es bueno ni malo, sino camino. Y cuando así procedas, verás que dispones de facilidades para moverte en una cierta dirección: sentirás que fuerzas invisibles te conducen y sabrás, sin que nadie te lo diga, que estás en tu camino.

Félix Gracia

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